La construcción de Mr. Ramsay, por otro lado, está impregnada del rigor intelectual y el temperamento severo de Leslie Stephen, un hombre cuya influencia en Virginia fue tan aplastante como formativa. Con él, Woolf aprendió la disciplina del pensamiento, pero también sufrió el peso de una figura paterna que no admitía debilidades. En la novela, Mr. Ramsay es un hombre atormentado por su propio ego, por su necesidad de aprobación y por una inteligencia que se despliega como un arma de control sobre quienes lo rodean. La tensión entre padre e hija se resuelve en la ficción con un acto simbólico: la llegada al faro, un lugar que representa tanto el deseo de alcanzar lo inalcanzable como la reconciliación con lo inevitable.
El proceso de escribir Al faro fue para Woolf una catarsis que tomó años en gestarse. En cada línea, en cada imagen del mar que avanza y se retira, Woolf trazó su propio duelo, explorando cómo la memoria distorsiona, retiene y finalmente libera. La novela está estructurada en tres partes que marcan el paso del tiempo, pero es en la segunda, titulada “El tiempo pasa”, donde se siente con más fuerza la huella del vacío. En unas pocas páginas, Woolf condensa la erosión de la casa familiar, la muerte de personajes clave y la disolución de la unidad que antes sostenía la vida de los Ramsay. Este vacío no es solo el paso de los años, sino la forma en que el duelo transforma los recuerdos en algo impreciso, irreparable.
Cuando Virginia Woolf terminó Al faro, escribió en su diario que sentía como si al fin hubiera cerrado un capítulo crucial de su vida. Había conseguido, al menos en parte, poner en paz los fantasmas que la habían acompañado desde niña. La novela no solo marcó un punto de inflexión en su carrera literaria, sino también en su vida personal: al enfrentarse al dolor y a las figuras de sus padres a través de la ficción, Woolf encontró una forma de reconciliarse con su propia historia. Y así, desde la escritura, la hija huérfana se permitió soltar lo que tanto la había definido, dejándonos una obra donde la muerte y la vida conviven en cada palabra.